miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Quiénes son esos deslamados?

¿Quiénes son esos que se atreven a recordar mi vida? ¿Quiénes son esas marionetas que se creen mi madre, mi esposa, mis soldados... que se creen yo? ¡Silencio os digo! Las heridas escuecen cuando se habla de ellas y más aún cuando se ven imitadas. Yo, Ricardo III de Inglaterra, vuelvo mi rostro para no ver este espectáculo... acaso me recuerde demasiado a mí.
Mírame lady Ana, dulce santa, para cuya alcoba yo estoy hecho. Te busco, te suplico y me ignoras... tus ojos dulce señora... tus ojos es lo que busco.

(Compañía "Tejido Abierto" ensayando Ricardo III de W. Shakespeare)

2 comentarios:

  1. La mayor originalidad de Shakespeare en Ricardo III es la relación asombrosamente íntima del héroe-villano con el público. Estamos con él en un trato desesperadamente confidencial.
    Estamos allí para divertirnos con el sufrimiento de otros. Ricardo nos coopta como compañeros de tortura, compartiendo placeres culpables con el escalofrío añadido que podemos sumarnos a las víctimas, si el corcovado dominante detecta cualquier falla en nuestra complicidad.

    HAROLD BLOOM crítico literario, autor del canon occidental

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